lunes, 31 de mayo de 2010

Un parche más en la mochila..


Se acabó lo bueno. El lunes por la noche, después de todo el día deambulando por una Ginebra fría y con pequeños claros en el cielo, llegué otra vez a éste, mi hogar temporal.
Polonia me recibió lluviosa, como un niño receloso porque lo han dejado solo.

Cuando llegué, deshice la maleta, tomé una ducha (después de 10 minutos para encender el calentador) y me abandoné al sueño. Al día siguiente me costaba pensar, articular palabra, no sabía bien dónde ubicarme, y mi cerebro trabajaba más lento de lo habitual. Creo que una parte de mí aun permanecía estudiando los laberintos de cada ciudad suiza en la que hemos estado, o puede que mi razón necesitara (como calmante) analizar el mapa de un nuevo sitio que visitar, como cada mañana en este viaje.

Ahora, ya adaptada de nuevo a mi vida polaca, ya todo es más fácil, y puedo contaros detalles de cada rincón de ese pequeño país.. pero os los contaré como si los hubiera vivido hace mucho..

Ya sólo sé que ya estoy aquí. Ubicada. Y que he venido un poco más mayor, un poco más sabia. :)

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