miércoles, 10 de noviembre de 2010

Hojas que vuelan y respiran bajo la estación marrón...


Un dedo se apoya en la piedra fría y húmeda. Es gris, y me recuerda a todo lo que encuentro a su alrededor. Alhambra, bosques, el río Darro, los paseos infinitos de otoño...

El otoño se amontona sobre el cielo, como se amontonan hojas recién caídas en las esquinas de las calles.

El otoño es época de hojas naranjas, marrones y amarillas, hojas que el invierno apaga y marchita sin piedad.

Me siento feliz, pisando esas hojas tiernas, caminando bajo un cielo gris, tapando el pecho con un mantón de lana. La piel se torna pálida, y los ojos observan desnudos y libres de la ceguera que produce la luz radiante.

La ciudad se me antoja intensa, bajo la profundidad de un color que sólo regala la lluvia, lo mojado.

Y el incienso viste las esquinas de mi casa, el olor a té, el brasero, las luces naranjas encendidas con esmero en los rincones más sombríos.


Déjame que te cuente un otoño, un otoño en el que comencé a vivir....